Hacia el año 2004, un chico nos envió unas fotos de su Citroën CX Prestige. El coche era especial porque se trataba de una versión alargada (+26 cm), lo que, sin embargo, causó complicaciones durante la matriculación. Según las tablas técnicas oficiales, un coche así no existía, lo que generó problemas con el registro.
El propietario intentó explicar la situación e incluso sugirió a los funcionarios que llamaran al presidente francés François Mitterrand, quien podría haber confirmado la existencia de ese coche. Al final, todo se resolvió: los funcionarios lograron arreglar el problema y el Citroën fue matriculado con éxito.
El Citroën CX Prestige fue el máximo exponente de lujo y confort de su época, diseñado para los clientes más exigentes. Gracias a su distancia entre ejes ampliada en 25 cm, ofrecía un espacio excepcional para las piernas de los pasajeros en los asientos traseros, lo que lo convertía en el vehículo ideal para largos viajes. El interior estaba equipado con materiales de primera calidad, como cuero y madera, y ofrecía una comodidad superior, incluyendo aire acondicionado. Su suspensión hidroneumática garantizaba un viaje suave incluso en carreteras irregulares, adelantándose a su tiempo. No es de extrañar que también fuera apreciado por figuras destacadas, incluido el presidente francés François Mitterrand, quien valoraba su diseño elegante y sofisticación.